¿Cambio de tendencia en Japón?

El ser humano es un buscador desesperado de patrones para comprender la realidad. En esta crisis, uno de los patrones que nos quieren imponer políticos manirrotos, empresarios ineficientes y bancos quebrados es que a mayores «estímulos estatales» más crecimiento. Un caso conocido lo acabamos de tener en Japón, donde el mero anuncio de la masiva flexibilización cuantitativa de su banco central ha disparado a la bolsa nipona y ha hundido el yen y las primas de riesgo de los bonos basura del resto del mundo. Hace unos días salieron los datos de crecimiento del PIB japonés y la economía exhibió un crecimiento intertrimestral del 0,9%. Espectacular, han clamado muchos, pretendiendo así demostrar las bondades de los estímulos monetarios.
Bueno, ahora miren este gráfico que recoge la variación intertrimestral del PIB japonés durante las últimas casi dos décadas y díganme si observan algún cambio de tendencia.

Crecimiento intertrimestral del PIB real japonés

El único patrón meridianamente claro de la economía japonesa durante esa recesión ha sido que las caídas del PIB han ido seguidas de recuperaciones más o menos intensas que han llevado a que el PIB real regrese a los niveles de 2008. De aquí obviamente ni se desprende que el estímulo monetario vaya a fracasar pero tampoco que vaya a funcionar. Quienes están tomando estos datos como el primer respaldo del éxito del Abenomics están haciendo trampas y le están intentando engañar: fíjese en que Japón incluso creció menos que el mismo trimestre de 2012.
Personalmente, soy muy escéptico con respecto a este tipo de planes por varios motivos: a) una vez ha colapsado la propensión social a endeudarse por exceso de mala deuda, es muy complicado relanzarla con una política monetaria expansiva, b) y si la relanza, suele ser a costa de dos riesgos muy serios: b1) a corto plazo puede tener el efecto muy dañino de entrar en una devastadora guerra de divisas (Corea del Sur algo está diciendo al respecto), b2) a medio podría estar gestándose una nueva burbuja de sobreendeudamiento y de malas inversiones.
Como vemos, el significado de que la política monetaria «funcione» admite muchas definiciones, entre las que incluiríamos acepciones que normalmente denotarían fracaso. Para mí, las políticas económicas que realmente funcionan son las que promueven el crecimiento sano y sostenible a largo plazo, no los pelotazos burbujísticos cortoplacistas y autorreversibles. En cualquier caso, es pronto para, meramente atendiendo a los datos, sacar conclusiones. No se deje timar por los trileros ideológicos.

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