¿Cuál es la composición del PIB de Suiza y de Singapur?

En 2012, España tenía una renta per cápita de 30.000 dólares internacionales, Suiza una de 45.000 y Singapur una de 60.000. Cuando uno apuesta, sin embargo, por trasladar el marco económico de Suiza o de Singapur a España, rápidamente se topa uno con la réplica de que estos dos países son ricos por haberse convertido en paraísos fiscales para los capitales del resto del mundo. Según la visión convencional, Suiza y Singapur sólo son ricas por sus bancos, esto es, por haberse convertido en los grandes centros financieros del blanqueo de capitales. De pujantes y competitivas industrias que se hayan desarrollado dentro de un clima de relativa libertad económica del que pueda aprender España, nada de nada.
El problema vuelve a ser, sin embargo, que los prejuicios ideológicos casan bastante mal con la realidad. Si le echamos un vistazo a la estructura económica del PIB de Singapur, Suiza y España a finales de 2012, nos encontramos con lo siguiente:
 

PIBsingapur

Fuente: Departamento de Estadística de Singapur

PIBsuiza

Fuente: Secretaría de Estado de Economía

PIBespaña

Fuente: Instituto Nacional de Estadística

Dicho de otra manera, la mayor fuente de riqueza de Singapur y Suiza es su industria manufacturera y comercial, que conjuntamente explican entre el 36% y el 48% de su PIB.  ¿Y la otra parte de su producción nacional? ¿La banca? No, el sector financiero asciende al 12,5% del PIB de Singapur y al 10,5% del PIB suizo: el resto hasta llegar a la totalidad del PIB se lo reparten actividades profesionales, transporte o almacenamiento (pensad en el impresionante puerto de Singapur), la construcción, las telecomunicaciones o los servicios que se prestan a familias.
En España estos porcentajes no son tan diferentes. Es verdad que el peso del sector financiero es sustancialmente inferior (4,3%), pero porque, en efecto, Suiza y Singapur sí poseen una ventaja  competitiva internacional en este sector; ventaja que, por cierto, va muchísimo más allá de pagar o no pagar impuestos y abarca un servicio integral de privacidad, estabilidad monetaria y estabilidad institucional frente a la rapiña. Ahora bien, que Suiza y Singapur posean una innegable ventaja competitiva en materia financiero no significa que su riqueza proceda exclusivamente de esa industria. Por ejemplo, si triplicáramos el peso del sector financiero dentro de España (llegando a superar al suizo o singapurense), nuestra renta per cápita apenas aumentaría un 8%, cuando la  renta per capita suiza es un 50% superior a la española y la singapurense un 100%. Por consiguiente: no, la riqueza de ambos países no se explica por su sector financiero, sino por otras características subyacentes (estabilidad, respeto a la propiedad privada y Estados relativamente más pequeños) que además explican por qué se ha desarrollado en tales enclaves una banca tan competitiva.
Acaso podría replicarse que, por definición, las estadísticas oficiales no recogen todas las rentas que por lavado de dinero negro jnternacional obtiene la banca de sendas economías. En realidad, este reproche tiene escaso sentido: si Bárcenas tiene su riqueza depositada en una banca opaca suiza, las comisiones que le abone al banco suizo sí aparecerán en su cuenta de resultados y, por tanto, en el PIB del país. Que los fondos de los bancos posean un origen dudoso y se mantengan en secreto, no significa que las rentas que de ahí se deriven en provecho del banco no figuren entre sus resultados.
Pero tampoco hace falta ir tan allá. Supongamos que la inmensa mayoría de réditos que obtienen los bancos suizos por los opacos capitales extranjeros no figuran en su cuenta de resultados y, por tanto, tampoco en el PIB suizo. Si eso fuera así, el PIB oficial de Suiza (o de Singapur) sería artificialmente bajo y en tal caso también lo sería la renta per cápita del país (PIB dividido por la población). Es decir, aun cuando la renta per cápita real sea dos o tres veces la oficial (un disparate de conclusión, claro), sería necesario explicar por qué Suiza y Singapur tienen una renta per cápita oficial entre un 50% y un 100% superior a la española. Si, en cambio, admitimos que dentro de esa enorme renta per cápita oficial sí se hallan los réditos de la actividad financiera, entonces tenemos bien acotados la magnitud de esos réditos en el conjunto del PIB: entre un 10% y 13% (o entre 6 y 8 puntos más que en España). El resto, es riqueza no financiera muy superior a la española que sigue necesitando de una explicación. Ya se la digo: propiedad privada, flexibilidad contractual, estabilidad institucional, seriedad monetaria, presupuestos equilibrados, impuestos moderados y Estados relativamente menores.

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