Es bastante sorprendente que una parte de los pensadores anticapitalistas sostengan simultáneamente que los accionistas minoritarios no pintan nada en determinar la gobernanza de las grandes corporaciones capitalistas y que, sin embargo, muchos de ellos nos intenten embaucar con la idea de que el Estado somos todos y que es en última instancia el votante quien controla el Estado.
Ni unos ni otros controlan nada per se (el problema principal-agente se da en sendos ámbitos y, para más inri, el accionista minoritario/votante es un principal con un poder de decisión ultrafraccionado): la diferencia crucial es que el accionista minoritario puede vender su participación en la empresa (o no comprarla) y por esa vía desvincularse completamente de ella, mientras que uno es rehén del Estado y de aquellas élites extractivas que lo controlan.
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