Entrevista publicada en Finanzas.com a cuenta de mi nuevo libro «Una alternativa liberal para salir de la crisis: más mercado y menos Estado«
¿Qué hacer con los bancos?
¿Es justo que los contribuyentes españoles carguen con la recapitalización de Bankia o el resto de entidades nacionalizadas? ¿Existe un camino alternativo para salvar a los bancos sin mermar las arcas públicas? Para Juan Ramón Rallo, doctor en Ciencias Económicas y director del Instituto Juan de Mariana, sí que hay otra senda. Es el ‘bail in’, el rescate hacia dentro, el que recae sobre las espaldas de accionistas y acreedores, no en las de los ciudadanos. Por la magnitud del rescate, Bankia es el caso paradigmático, pero el plan vale para todos los bancos nacionalizados. Consiste en intercambiar deuda subordinada por acciones del banco. No es una utopía. De hecho, según informó ayer Bloomberg, Bruselas se plantea ya el intercambio de la deuda junior para el caso de Bankia. Según explica Rallo en una entrevista con Finanzas.com, todavía estamos a tiempo de aplicar este ‘bail in’. Y también lo cuenta as en la obra «Una alternativa liberal para salir de la crisis» que acaba de publicar la editorial Deusto. Habla en esta obra de los bancos, del rescate y de las tres burbujas que nos han llevado a esta situación. ¿La más importante? La financiera.
¿Qué es el ‘bail in’?
Es una propuesta para evitar la liquidación de la banca, pero que esa liquidación no se evite a costa del sector público sino de los acreedores de los bancos. ‘Bail in’ es rescate hacia dentro o interno, a diferencia del ‘bail out’, donde paga el contribuyente. La idea es que sean los accionistas y acreedores del banco quienes asuman no parte sino todas las pérdidas. Lo que propongo es pagar una parte de la deuda de los bancos en sus propias acciones. El banco va realizando ampliaciones de capital que son suscritas obligatoriamente por los acreedores. Así, te recapitalizas automáticamente. Al fin y al cabo, esto es una quita y el acreedor no cobra el 100%, lo que puede llevar a desconfianza. Pero es que esa desconfianza ya está. Los bancos se tienen que financiar en el BCE. Y el Gobierno ya casi tampoco se puede financiar. De hecho, el ‘bail in’ se contempla en la reforma del Gobierno, pero solo para tenedores de preferentes y subordinadas. Pero hay que extenderlo para quienes tengan deuda senior. No la deuda garantizada, que en teoría su repago está asociado con un activo (por ejemplo, las cédulas hipotecarias).
¿Se podría haber aplicado en Bankia este procedimiento?
Si habría sido factible. Y de hecho, sigue siéndolo. Cuando se declaró incapaz de provisionar sus pérdidas, se procedió a su nacionalización y hubo que inyectar entre 15.000 y 23.000 millones de euros. Sin embargo, habría sido más factible, justo y conveniente convertir en fondos propios los siguientes títulos de deuda: el 100% de los 13.400 millones de deuda subordinada, que es el ‘bono basura’ de Bankia. El 50% de los 13.500 millones de deuda senior no garantizada que vence más allá del 2017. Y el 25% de los 11.600 millones en deuda senior no garantizada que vence entre 2013 y 2017. Con tales operaciones, Bankia habría aflorado 23.000 millones de euros, reduciendo su deuda sin castigar al contribuyente español ni europeo.
Una vez hecho este ‘bail in’, serían los propios bancos -y no el FROB- quienes tomarían las decisiones estratégicas para garantizar su futuro. Es decir, reducir costes operativos, gestión de la oferta de crédito, política de remuneración al accionista, etc. Una vez capitalizada y traspasada la entidad a sus nuevos propietarios, éstos podrán comenzar a diseñar desde el primer día la estrategia empresarial o, en su caso, que la entidad sea liquidada.
¿Y quien tiene una cuenta corriente? ¿Perdería algo con el ‘bail in’?
No. Como mucho sería suficiente con pagar durante uno o dos años los intereses de las cuentas en acciones, en lugar de dinero en efectivo. Pero no sería necesaria una quita real. Por supuesto, no todo el pasivo de los bancos merece igual consideración. Lo lógico es que se escalone la conversión de deuda en acciones: Los acreedores que asumieron mayores riesgos o prestaron a plazos más dilatados deberían soportar la mayor parte de la conversión, pues son los que más semejanza guardan con los accionistas.
Habla en el libro de tres burbujas que asolaron España, la financiera, la productiva y la estatal. ¿Cuál de ellas es más dañina?
Las tres son igual de dañinas, pero si tuviese que elegir una, por el hecho de ser la primera, sería la burbuja financiera, porque sin ella no habría burbuja inmobiliaria. La financiera tiene su origen en el Banco Central Europeo. Cuando hablo de la burbuja productiva es en referencia a la partes de la economía que se vieron contaminadas por el pinchazo de la burbuja en la construcción
Los bancos no resultan muy bien parados. Usted dice que tienen la retaguardia bien cubierta gracias al BCE ¿Cómo es esto?
Hay un riesgo moral tanto por el acceso a la financiación y al capital. Ya desde hace muchos años, tienen la mala costumbre de endeudarse a corto plazo e invertir a largo. Eso si lo hace cualquier empresa suspende pagos en dos días pero los bancos no porque siempre tienen la posibilidad de acudir al BCE para endeudarse. Pagan un tipo de interés muy bajo por el dinero que piden a corto y cobran un interés sustancial a largo plazo. Al final, induces al endeudamiento de la población. Además, cuando tienen más pérdidas que sus fondos propios, acude el Estado a rescatarlos. Así, los acreedores no tienen que controlar que el banco lo haga bien porque saben que va a venir «papá» estado a rescatarlos.
Cifra las pérdidas previsibles para la banca entre 300.000 y 400.000 millones ¿No difieren mucho estas cifras de las que ha dado Oliver Wyman?
No hay tanta divergencia. Oliver Wyman estima unas pérdidas de 270.000 millones en el escenario estresado. Pero no incluye las pérdidas posibles por un ‘default’ soberano, que serían muy relevantes, por ejemplo, en el caso de Portugal, que no es nada improbable. Además, las pérdidas son solo las previsibles hasta 2014. Pero hay que elevar las miras y preguntarse qué pasará después. Creo que mi estimación es bastante verosímil.
¿Y por qué nos han dicho que necesitan unos 60.000 millones?
Porque Oliver Wyman dice que esos 270.000 millones de pérdidas vienen en una parte importante de los beneficios futuros de la banca en los próximos tres años y otra de dejar caer el colchón de capital. Pero hay dos problemas. Primero, que Memorando de Entendimiento no permite rebajar el colchón de capital. Y además, no puedes quedarte con un mínimo de capital. Por eso, y aquí si discrepo con Wyman, digo que las necesidades de capital rondarán los 150.00 millones de euros.
¿Por qué son insostenibles las finanzas públicas?
Durante los años de la bonanza, el sector público español aumentó el gasto de manera desproporcionada, incluso a ratios del 10% anual. ¿Por qué? En España, el que se endeudó fue el sector privado y con ello generó una actividad económica muy artificial, básicamente la burbuja inmobiliaria. Eso generó fuertes ingresos para la hacienda pública. En 2007 ingresaba 175.000 millones de euros más que en 2001. Y esto indujo a los políticos a gastar mucho más. De hecho, pese a que empezaron a gastar a menos llenas, ni siquiera fueron capaces de gastar todo lo que entraba. Por eso, en 2007 tuvimos superávit. No porque fuéramos austeros. La idea de la burbuja estatal es esta. Que el estado se sobredimensionó con base a unos ingresos que no iba a poder mantener. Esto ha pasado, que han desaparecido los ingresos extraordinarios y ahora se encuentra con un déficit monstruoso.
Cuando en el 2008 los países bálticos acometían un fuerte ajuste de gasto, aquí estábamos gastando más con el Plan E. ¿Deberíamos haber hecho lo contrario?
Si, lo deberíamos haber hecho. Los bálticos redujeron diez puntos el tamaño de su sector público. Pero esto aquí ni se plantea y es la reforma que habría que hacer, reducir el gasto público en más de 100.000 millones de euros. En el caso de Zapatero -y esto ya es hacer política ficción- si hubiese llegado la recuperación habría gastado más y más. En el caso de Rajoy, cuando llegue, imagino que lo que hará es congelar el tamaño del sector público. Pero no lo quiere reducir respecto a su nivel absoluto actual. Pero el problema es que la propia estructura del sector público amenaza con quebrar la economía española.
¿Y sobre el rescate de España? ¿Nos hace falta?
Lo que tenemos ahora (la amenaza de que el BCE compres bonos si sube la prima de riesgo) nos puede servir, pero por razones políticas no va a bastar. La mera perspectiva sirve para que no se apueste contra la deuda española durante un tiempo, lo que es una situación cómoda para España y Alemania. Es lo que se conoce como la teoría del bazoka. Si lo tienes, no tienes porque utilizarlo porque normalmente nadie se te acerca para amenazarte. Esta teoría la inventó Henry Paulson con Fannie Mae y Freddie Mac, pero al final quebraron. Pero aquí hay un problema de inconsistencia a largo plazo. Si España sigue acumulando deuda, por mucho que el BCE se haya comprometido a refinanciar a España, no lo va a hacer en las cantidades que necesite. Y cuando los mercados crean que el BCE va de farol, empezarán a apostar de nuevo contra la deuda. Por eso, no creo que Alemania le baste esta situación de espera. Lo que quiere es que suscriba condiciones adicionales para que España reduzca sus necesidades de financiación. Es muy probable que se suscriba una serie de rescate virtual simplemente para que España acepte las condiciones, una línea de crédito preventiva. Pero con condiciones. Pero lo que haría falta es hacer los deberes, como propongo en el libro, para que no nos rescaten desde fuera.
¿Será útil el banco malo?
Los activos que van a ser adquiridos no tienen ahora mismo precio de mercado. Están registrados al coste histórico. No hay precio de mercado porque no hay transacciones. Las podría haber habido si el Gobierno hubiese decidido liquidar algún banco. Pero no se ha hecho y no tenemos referencia de cuánto valen los bancos. De hecho, el ‘banco malo’ habla de valor razonable a largo plazo. Eso es un precio puramente político porque no se puede saber. Con esta reforma financiera, el Gobierno puede hacer que bancos que no estén quebrados pasen a estarlo. Y lo contrario. Lo que vale mucho comprarlo por poco. Por eso, el ‘bail in’ es positiva porque además mantiene el control de las entidades en manos de sus accionistas.
¿De dónde recortar?
La economía española se haya sumida en una especie deprofecía autocumplida que está asfixiando al país. Los inversores temen que suspendamos pagos por nuestro elevado déficit. Y exigen más intereses para prestarnos dinero, lo que a su vez engorda más la deuda. Pero este no es el problema. La cuestión es que el déficit primario (el que no incluye el pago de intereses de la deuda) fue del 7% en 2011. Es decir, habría mucho miedo aún cuando la deuda nos saliera gratis. Lo que hay que rebajar es el déficit estructural para alejar el fantasma de la suspensión de pagos. Y solo hay dos caminos: subir impuestos o recortar gastos
Para el economista Juan Ramón Rallo, doctor en Economía y director del Instituto Juan de Mariana, la primera alternativa ha demostrado su ineficacia. Lo que queda es reducir la estructura de un estado inflado artificialmente por tres burbujas, la financiera, la productiva y la estatal. En su libro «Una alternativa liberal para salir de la crisis» (Deusto) propone una serie de recetas para recortar el gasto público en 135.000 millones de euros en tan solo un año. De un plumazo. No es magia, solo tijeretazos a diestro y siniestro. «Hay que recortarlo prácticamente todo», explica Rallo en una entrevista con Finanzas.com.
Si tenemos un déficit de 100.000 millones, ¿Por qué recortar en exceso? Según sostiene Rallo, «al bajar ciertos gastos también se pierden ingresos. Por ejemplo, al reducir empleados públicos te baja el ingreso por IRPF y te sube el gasto por desempleo. Por eso necesitas un colchón de al menos 35.000 millones». Con todo, quizás no sea posible dejar el déficit a cero, pero se rebaja a niveles muy manejables, justo lo que España necesita para que sus cuentas públicas den una imagen sostenible. «Es seguro que con este recorte se lograría», apunta el experto.
La propuesta de Rallo pasa por ‘meter la tijera’ en cinco grandes partidas: empleo público, subvenciones, inversión estatal, transferencias sociales y otros.
1.- Recortazo en empleo público: 40.000 millones de ahorro
Se consigue con dos medidas. Reducir el número de empleados públicos y rebajar el sueldo de los que queden un 15%. En el año 2001 teníamos un empleado público cada 16 españoles y en 2011 este ratio era de uno por cada 14. «Lo que propongo es pasar a un empleado público por cada veinte españoles» explica Rallo. En esta década, el gasto en empleo público ha crecido desde los 69.000 millones de 2001 a los 123.000 millones de 2011. Y una parte importante se debe al incremento de plantilla, que ha pasado de 2,54 millones (uno por cada 16 españoles) a 3,13 millones (uno por cada 14). Para este experto, lo ideal es reducir el empleo público hasta 2,35 millones de trabajadores, con un ratio de 1 por 20 ciudadanos. Es decir, los mismos empleados públicos que había en 2001. La razón son las ganancias de productividad importantes durante esta década, por lo que parece lógico que ya no hagan falta tantos trabajadores.
Por tanto, habría que «despedir a 800.000 empleados públicos» para alcanzar la cifra de 2,35 millones que había en 2001. También durante esta década, «los empleados públicos han experimentado aumentos del poder adquisitivo por encima de la inflación». Por eso, «toda la ganancia por encima de la inflación habría que eliminarla». Eso se traduciría en suprimir dos pagas extra, lo que equivale a un recorte de las remuneraciones del 15%. «Pero cualquier otra combinación de salario base más complementos puede servir», advierte Rallo.
2.- Recortazo en subvenciones: 11.000 millones de ahorro
El año pasado, las administraciones públicas entregaron más de 11.000 millones de euros en subvenciones a prácticamente todos los sectores, pero especialmente al transporte. «Distorsionan la actividad económica porque mantienen a flote a empresarios cuyos costes superan sus ingresos», apunta Rallo. Siempre es «un buen momento para eliminarlas, pero especialmente en tiempo de crisis y de restricción presupuestaria».
3.- Recortazo en inversión pública: 25.000 millones de ahorro
España es el país de Europa que más ha invertido en obra pública durante la última década. Pese a que casi hemos duplicado todas las infraestructuras, «su utilización está a niveles del año 2000». ¿Para qué construir más si no lo vamos a utilizar? se pregunta Rallo mientras propone que lo que habría que hacer es «mantener lo que ya tenemos y poco más».
La Intervención General del Estado estima que el año pasado, de los 40.000 millones presupuestados solo se destinaron 9.500 millones a reponer el capital público existente. «La cifra final de inversión pública y de ayudas a la inversión privada no debería apartarse mucho de esta cuantía, salvo por la necesidad de terminar obras ya muy avanzadas o comprometidas». De esta forma, sostiene Rallo, el «gasto total en inversión pública debería quedarse como mucho en el entorno de los 15.000 millones de euros, lo que equivale a un recorte de 25.000 millones».
4.- Recortazo en Transferencias Sociales: 40.000 millones de ahorro
Aquí hablamos de pensiones (no solo a jubilados, sino también de viudedad, invalidez o rentas a la maternidad). Los pensionistas han experimentado aumentos de sus rentas por encima de la inflación durante la última década. Esto supone un recorte medio de las pensiones y transferencias sociales del 15%. «No se tiene por qué hacer ni lineal ni ser todo del 15%. Por ejemplo, adelantando el retraso de la edad de jubilación se ahorran entre 6.000 y 7.000 millones. Ahí tienes un cuarto del ajuste que hace falta». También puedes recortar más a las pensiones más altas, y las no contributivas es absurdo tocarlas, explica el experto. «Sería volver al nivel nominal de las pensiones en 2007». Es decir, si un pensionista cobra 1.000 euros, pasaría a cobrar 850 euros.
«Otra de las prestaciones que debería racionalizarse es la prestación por desempleo, cuyo gasto se ha disparado con la crisis hasta superar los 30.000 millones de euros en 2011», asegura Rallo. De esta cifra habría que ahorrar unos 6.000 millones, lo que se consigue rebajando las prestaciones contributivas medias en un 20%, las asistenciales en un 10% y eliminando el PER agrario que reciben los trabajadores eventuales. De nuevo, como sucedía con las pensiones, las cuantías medias, sobre todo en prestaciones contributivas, pueden reducirse de forma progresiva o, en parte, modificando sus condiciones de disfrute. Por ejemplo, reduciendo el tiempo máximo que pueden percibirse. Y faltaría eliminar las partidas destinadas a las políticas activas de empleo, cursos para los parados «cuya utilidad es básicamente nula y cuyo coste anual alcanzó en 2011 los 7.300 millones de euros», sostiene Rallo.
Recortazo en Miscelánea: 19.000 millones de ahorro
La mayor parte del recorte debería consistir en suprimir todas las actividades culturales, recreativas y de comunicación promovidas y financiadas por el Estado. «No hay motivo para que el Estado reparte y despilfarre el dinero, especialmente en un periodo de dura crisis económica». Como ejemplo, Rallo apunta que «sería esperpéntico que mientras se recortan las pensiones o el desempleo, el Estado siguiera subvencionando, mucho o poco, actividades lúdicas como la ópera». Es más, recalca, «si los ciudadanos valoran lo suficiente la cultura, o ciertas líneas editoriales de medios de comunicación, deberían demostrarlo pagando su precio en un mercado libre».
Del mismo modo, en transferencias al exterior podrían minorarse 7.000 millones de euros:2.000 millones proceden tan solo de suprimir la ayuda a países en desarrollo (que en general solo sirven para fabricar incentivos perversos) y 5.000 millones podrían venir de reducir nuestra aportación al presupuesto de la Unión Europea (10.000 millones), algo que no obstante habría que negociar con Bruselas. A este respecto, Rallo defiende que el presupuesto de las instituciones europeas se reduzca de «manera muy sustancial».
Por otro lado, Rallo aboga por recortar 4.000 millones de los 30.000 que el Estado dedicó en 2011 a transferencias a productores de mercado que prestaban servicios al ciudadano, básicamente escuelas y hospitales concertados. Parece lógico que si la estructura del Estado recorta su gasto y se aprieta el cinturón, también lo hagan empresas privadas a las que se subcontratan servicios.
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