Entrevista sobre las reformas estructurales del Gobierno

¿Cree sostenible que España pueda seguir con más de un 25% de paro hasta, al menos, 2015, como prevé el Gobierno?
Financieramente es una situación muy difícil de sostener: altas tasas de paro significan crecimiento estancado, deterioro de la productividad, ingresos fiscales menguantes y gastos crecientes; un cóctel que por fuerza terminará desatando la desconfianza de nuestros acreedores a menos que el BCE mantenga abierta la irresponsable puerta de la monetización de deuda. Pero si financieramente ya es complicado, socialmente se antoja casi imposible: el desánimo y el enfado sólo van a seguir creciendo.
¿Cree correctas las medidas del Ejecutivo para prorrogar la subida del IVA, elevar algunos impuestos especiales y el de Sociedades?
No, son un desastre absoluto. Supone radicalizar la peor de las decisiones que ha tomado este Gobierno: desangrar tributariamente a un sector privado ya muy debilitado. Como no se quiere adelgazar nuestro hipertrofiado sector público, se opta por seguir empobreciendo al privado. El error es más que evidente: el Estado vive de la riqueza que generan familias y empresas; matar la gallina de los huevos de oro para darnos un último festín es una política extremadamente cortoplacista, liberticida y enemiga de la recuperación.
¿Cree adoptado el ritmo de reducción del déficit y de aumento del endeudamiento previsto por el Gobierno?
No, ni mucho menos, pero es la consecuencia lógica de los prejuicios antiliberales del PP: se niegan a recortar seriamente el gasto y lo fían todo a la subida de impuestos. Pero ésta es una estrategia condenada a fracasar. La solución era otra: bajar el gasto, bajar impuestos y eliminar el déficit. El PP, y antes el PSOE, han optado por mantener el gasto, subir impuestos y consolidar el déficit. Por eso nuestra situación financiera está muy lejos de haberse saneado.
¿Qué medidas echa usted en falta para mejorar la situación del paro y, por extensión, de la economía?
Las medidas deben ir orientadas a reestructurar nuestro aparato productivo y nuestras finanzas. El reajuste requiere de tres elementos: tiempo, ahorro y libertad. El Gobierno no puede hacer nada por acelerar ese proceso, pero sí puede retrasarlo mucho, tal como han estado haciendo Zapatero y Rajoy. Hemos perdido seis años y hemos avanzado muy poco. Es hora de comenzar a rebajar el gasto público de verdad (ahorro público), de bajar impuestos (ahorro privado) y de liberalizar completamente todos los sectores de la economía, incluyendo el energético, el laboral o el educativo.

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