1 Alemania no va a seguir ‘comiéndose los agujeros’. Todo el voluntarista pensamiento de que la suspensión de pagos de Portugal no terminará afectando a España (y al resto de la zona del euro) se asienta en el cada vez menos probable escenario de que el contribuyente alemán continuará comiéndose los agujeros generados por los ineficientes y despilfarradores países de la periferia europea. Y es que los denominados PIGS, lejos de cuadrar sus cuentas tras ser intervenidos, siguen gastando mucho más de lo que ingresan, por lo que no parece probable que ni siquiera los sacrificados teutones vayan a sostenerlos (a sostenernos) indefinidamente.
2 Puede ser que el rescate a Portugal no se haga efectivo. Así las cosas, a medio plazo no es descartable que el compromiso de rescatar a Portugal por parte de la UE se incumpla, eventualidad que, adeudándonos los lusos cerca de 80.000 millones de euros, debería de preocuparnos en algo.
3 ¿Y si no quieren reflotarnos? Por las mismas razones, tampoco es descartable que la actual predisposición de rescatar a España en caso de necesidad se vaya diluyendo conforme se encarezca el coste de hacerlo con Grecia, Irlanda y Portugal. La mera incertidumbre de que no puedan o no quieran reflotarnos ya basta para afectar a nuestra economía.
4 Nos parecemos mucho a Portugal. Por último, España va pareciéndose cada vez más a Portugal: una economía estancada, con paro creciente, sin perspectivas de crecimiento y que se endeuda a gran escala tan sólo para mantener su mediocre nivel de vida. El simple paralelismo ya debería disparar todas las alarmas.
Esta web utiliza cookies para que podamos ofrecerte la mejor experiencia de usuario posible. La información de las cookies se almacena en tu navegador y realiza funciones tales como reconocerte cuando vuelves a nuestra web o ayudar a nuestro equipo a comprender qué secciones de la web encuentras más interesantes y útiles.