Los mismos que se quejan día sí día también de que el sistema financiero desregulado ha causado la burbuja inmobiliaria y ha condenado a la clase media a una de las mayores crisis de la historia, reclaman a renglón seguido un mayor entusiasmo crediticio por parte del Banco Central Europeo. Este párrafo de Escolar lo deja muy claro:
Es injusto culpar sólo al piloto. La UE, en una de sus decisiones más estúpidas, decidió construir un BCE al estilo alemán, con el “objetivo principal” de vigilar la inflación, más que el crecimiento económico (en contra de lo que hacen Estados Unidos o Reino Unido). Así nos va. Es como pedir a Fernando Alonso que gane la Fórmula 1 sin pasar de la tercera marcha.
¡Pues menos mal que sólo tenía tercera marcha y que no pudo expandir todavía más el crédito allá por 2003 y 2004, que si no aun estaríamos sumergidos en la burbuja! ¿Cómo va a promover el BCE el crecimiento sin abaratar el crédito e impulsar el sobreendeudamiento de familias, empresas, bancos y gobiernos? Acaso, tal vez, es lo que desean: vivir en la borrachera permanente de endeudamiento comandado, eso sí, por el Estado y que ninguna mosca cojonera (la crisis) les recuerde lo insostenible de sus políticas.
Luego dirán que ellos, la izquierda fetén, no tienen ninguna responsabilidad en todo este desaguisado, que lo que ha fallado es el mercado, la libertad, la desregulación, el capitalismo y bla, bla, bla. Igualito que Paul Krugman en 2001, oiga:
Para combatir la recesión es necesario que la Fed responda con contundencia; hay que incrementar el gasto familiar para compensar la languideciente inversión empresarial. Y para hacerlo Alan Greenspan tiene que crear una burbuja inmobiliaria, con la que reemplazar la burbuja del Nasdaq.