Vengo oyendo durante estos días un argumento un tanto ridículo que sostiene que Alemania no es la víctima del futurible impago griego sino el verdugo. Reza así el razonamiento: los bancos alemanes les prestaron dinero a los griegos para que, a su vez, compraran productos alemanes, de modo que han conseguido esclavizar a la población helena y que las empresas alemanas se forraran.
El argumento es, como digo, un tanto ridículo porque no entiende qué son en el fondo las transacciones a crédito: Alemania, como país, les estuvo vendiendo miles de millones de euros en mercancías a los griegos sin cobrarlas. Es decir, los alemanes estuvieron produciendo y entregando en el pasado enormes cantidades de bienes a los griegos (exportaciones de Alemania a Grecia) a cambio de la promesa griega de que les devolverían en el futuro otros bienes que produjeran ellos (importaciones de Alemania). Es decir, los alemanes han vendido a crédito y los griegos les han comprado a crédito: el cobro y el pago quedaba diferido en el futuro.
A este respecto, poco importa que el crédito lo hayan extendido los bancos alemanes a los ciudadanos griegos para que compren a los empresarios alemanes (en este caso, los bancos alemanes actuarían como financieras externas de las compañías alemanas) o que fueran las propias empresas alemanas las que vendieran a crédito a los griegos (vía sus financieras internas, como hace El Corte Inglés). El caso es que Alemania ha entregado bienes y no los ha cobrado (no ha recibido otros bienes en forma de pago): si ahora se impaga la deuda griega, los bancos alemanes tendrán un boquete en sus cuentas que será imputable a los acreedores de esos bancos (los depositantes alemanes, por ejemplo). Es decir, los sobrebeneficios pasados se compensarán con mayores sobrepérdidas presentes (es lo que tiene cuando las deudas no se amortizan). Lo que se dilucida ahora, por tanto, es si Grecia paga o no paga por lo que ha consumido a crédito en el pasado. Si no lo hace, como parece que va a ser, los alemanes habrán estado produciendo y Grecia habrá estado consumiendo… sin pagar.
Obviamente no niego que Grecia haya caído presa de una expansión crediticia orquestada por el Banco Central Europeo, como también lo hicieron España o Irlanda. Pero no olvidemos que se puede llevar el caballo al río pero no obligarle a beber: los bancos pudieron ofrecer el crédito muy barato, pero quien tomó la decisión última de endeudarse fueron los receptores de ese crédito. Y eso que, a este respecto, el caso de Grecia es más excusable que, por ejemplo, el de España, porque quien se endeudó en Grecia fue sobre todo el Estado. Lo que no es tan excusable es que ese Estado se niegue hoy a recortar el gasto y privatizar activos públicos para pagar las deudas que contrajo en el pasado; es decir, lo que no es excusable es que funcionarios y demás clientes del Estado griego se nieguen hoy a aceptar los recortes cuando disfrutaron durante años del abundante crédito alemán (esto es, de los bienes que les vendían los alemanes sin cobrárselos en el acto).
En cualquier caso, se me escapa cómo alguien puede considerar a Alemania el verdugo y no la víctima de un impago griego; será que vender sin cobrar, esto es, estar trabajando a cambio de nada, es propio de malvados explotadores colonialistas.
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