Buena parte de la crítica al liberalismo se asienta sobre la idea de que «los individuos pueden escoger mal y, por tanto, no se pueden autogobernar» (véase el libertarian paternalism para su versión más blanda). Sin embargo, en el caso de la democracia casi nadie razona que «los individuos, en agregado, pueden escoger mal y, por tanto, no se pueden autogobernar colectivamente» (y eso que el sesgo al error es mayor: véase El mito del votante racional). Asimetría ética que no permite justificar la autoridad política del Estado paternalista sobre los individuos.
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