Siguiendo con las réplicas a Lord Keynes: reconversiones de capital y comercio exterior (parte 5)

El no menos infatigable Lord Keynes vuelve al asalto. Prosigo respondiendo, pues:
1. Lord Keynes sostiene que en mi última respuesta estoy empezando a reconocer que la tasa natural wickselliana es un concepto anti-austriaco, innecesario y falaz, y que por tanto todas las versiones más conocidas de la teoría austriaca del ciclo económico están equivocadas.
1.1.    Llevo desde el primer post de este intercambio diciendo que el tipo de interés natural wickselliano es anti-austriaco, innecesario y falaz. Como ya he repetido unas cuantas ocasiones, lo relevante es el arbitraje intertemporal de tipos de interés y no las variaciones del tipo de interés de mercado con respecto a un inobservable e irreal tipo natural wickselliano.
1.2.    Además, he matizado que lo anterior no supone darle la razón a Sraffa en su debate con Hayek (¡aunque tampoco a Hayek!). Como demostró Lachmann, incluso con el trueque, tendríamos un arbitraje de los distintos intercambios intertemporales, dando lugar a una única tasa de interés (por plazo y riesgo): pero eso no significa que esa tasa se corresponda con la tasa natural wickselliana.
1.3.    Como también dije desde el comienzo, las versiones tradicionales de la teoría austriaca fallan al pretender incorporar el tipo natural wickselliano. Pero son fácilmente enmendables sustituyendo ese proceso por el mucho más realista descalce de plazos y el consecuente aplanamiento de la curva de rendimientos.
1.4.    En suma, la teoría austriaca del ciclo económico es una teoría de las descoordinaciones intertemporales (productivas y financieras) debido a una excesiva provisión de crédito no respaldada por ahorro. Esa conclusión es muy fácil de reconducir a “descoordinaciones intertemporales debido a la concesión de crédito a un plazo o nivel de riesgo superior al plazo o nivel de riesgo deseado por el ahorrador”.
2. Lord Keynes sostiene que estoy reconociendo que el atesoramiento de dinero genera problemas macroeconómicos, y discrepa con mi visión de que esos problemas macroeconómicos sean el resultado intencionado de aquellos individuos que están atesorando a nivel particular. De este modo, las crisis económicas derivadas del atesoramiento serían una consecuencia macroeconómica no intencionada de la irracionalidad microeconómica.
2.1.    “Problemas macroeconómicos” equivale a “reconversión de la estructura productiva, con pérdidas de riqueza y muy probablemente de empleo”. Los problemas macroeconómicos que admito que existen son, fundamentalmente, los típicos que se dan durante una etapa de reconversión productiva dentro de la teoría austriaca. No creo estar descubriendo nada novedoso.
2.2.    No entiendo demasiado bien la idea de que lo efectos macroeconómicos del atesoramiento son consecuencias no intencionadas de las decisiones microeconómicas. En un orden complejo como un mercado, toda decisión individual tiene consecuencias no intencionadas sobre el conjunto de la sociedad (la teoría austriaca de las instituciones, desde Menger y Hayek, parte precisamente de ese punto). Quien comienza a comprar en unos grandes almacenes, probablemente no desee que se cierre la tienda de ultramarinos de su barrio, sobre todo si el propietario es a su vez cliente suyo; pero el caso es que, al comprar en los grandes almacenes, contribuye a hacerlo. Asimismo, si toda la sociedad desea escalar en su posición de liquidez, la única forma de lograrlo será minorando la intensividad de capital de la estructura productiva, esto es, incrementando la rotación agregada del capital inmovilizado. Esto desde luego trae consecuencias indeseadas en forma de destrucción de estructuras de capital y posible desempleo… y lo hace precisamente porque la estructura de capital no es de plastilina.
2.3.    Sin embargo, como ya he explicado, buena parte de los efectos nocivos de esa reconversión se atenúa recolocando a los factores desempleados en la producción de dinero o de bienes de consumo en alta demanda.
2.4.    Por último, insisto: las crisis de las economías capitalistas modernas no se producen por atesoramiento de dinero, sino por destrucción de medios de pago bancarios. Y los medios de pago bancarios se contraen cuando los activos de la banca comienza a entrar en default: los impagos tampoco fueron consecuencias deliberadas de la actividad bancaria, pero traen como consecuencia la crisis y la reconversión de la estructura productiva. Eso es justo lo que explica la teoría austriaca del ciclo económico.
3. Lord Keynes insiste en su teoría de que el boom posterior a la II Guerra Mundial ilustra que la teoría austriaca del capital es errónea: la estructura de capital se reconvirtió con rapidez a pesar de que había un uso muy intensivo de recursos reales y a pesar de los numerosos controles de precios.
3.1.    Primero, repito el argumento ya expuesto: una sociedad que incremente su ahorro masivamente, lo tiene muy fácil para reactivar a corto plazo su crecimiento y reconvertir a medio plazo su estructura productiva (por eso los austriacos insistimos tanto en la necesidad de ahorrar). El caso no es distinto al de una empresa en dificultades y con pérdidas: si todos los factores productivos de esa empresa comienzan a ahorrar y a capitalizar la empresa (los trabajadores, en lugar de cobrar un salario, perciben su remuneración en acciones de nueva emisión de la compañía), la empresa podrá seguir indefinidamente en funcionamiento (incluso incrementar su escala de operaciones) y terminar orientándose hacia nuevos mercados. No habría ninguna crisis interna en la empresa, sino un boom de contrataciones y nuevos proyectos. El problema de un sistema económico es cuando los agentes exigen de inmediato algo que la economía no está preparada para darles de inmediato: pero cuando los agentes optan por diferir sus exigencias en el tiempo (cobrar y reinvertir), el problema se difiere en el tiempo (hasta el punto de que probablemente termine solucionándose). Nótese, además, que no me estoy refiriendo a ahorro monetario, sino a ahorro real: se redujo la presión sobre la economía para que produjera bienes de consumo y se la permitió concentrarse en el boom de la reconversión.
3.2.    Sentado esto, creo que la narrativa de Lord Keynes es bastante inexacta. Los controles de precios comenzaron a erradicarse a partir de las elecciones a la Cámara de Representantes del 5 de noviembre de 1946, donde los republicanos obtuvieron mayoría gracias a sus campañas en contra de los controles de precios. Truman suprimió prácticamente todos los controles (cerrando la OPA, Oficina de Administración de Precios) en el primer trimestre de 1947. ¿Qué información nos proporciona el PIB durante esos años? El PIB real de 1945 cayó un 1%, el PIB real de 1946 cayó un 11,6% (la prosperidad pos-bélica, supongo), el PIB real de 1947 cayó un 1,1% y el PIB real de 1948 ya creció un 4,2%. No veo que nada de esto contradiga la teoría austriaca del capital.
4. Lord Keynes afirma que Minsky pretendía regular el sistema financiero para evitar burbujas de activos financiadas con esquemas especulativos o Ponzi. Además, rechaza mi ejemplo del comercio internacional, donde explico que los países que acumulan un déficit exterior lo hacen gracias a que otros países les proporcionan financiación: en su opinión, tengo una concepción errónea del comercio exterior, ya que el único intercambio final no es el de bienes exportados por bienes importados, sino también el de bienes importados a cambio de activos nacionales (incluyendo divisas extranjeras).
4.1.    Bien: Minsky consideraba los esquemas de financiación especulativos y Ponzi como problemáticos hasta el punto de querer regularlos. ¿Qué es el descalce de plazos salvo un esquema de financiación especulativo donde las entradas de caja derivadas de la inversión no cubren las salidas de caja comprometidas con la deuda? Lo que me resulta contradictorio es que, admitidos los problemas de descoordinación intertemporal que suponen los esquemas especulativos (o mucho más los Ponzi), se opte por tratar de consolidar esos esquemas especulativos, evitando directa o indirectamente su liquidación y reconversión. En otras palabras: Minsky busca evitar regulatoriamente un proceso económico que luego, si la regulación no lo evita –y Minsky era bastante pesimista en ese sentido–, pretende consolidar mediante políticas fiscales expansivas.
4.2.    Me temo que los ejemplos que proporciona Lord Keynes sobre comercio exterior sólo sirven para reforzar mi argumento. Mi punto es justamente que toda importación que no se salde mediante la entrega spot de un igual valor de exportaciones, supone una provisión de financiación del país con superávit al país con déficit. ¿Qué significa proporcionar financiación? Invertir el ahorro. ¿Y qué significa ahorrar? Posponer el consumo. Si España paga sus déficits exterior con China vendiéndole a China activos españoles, China estará ahorrando e invirtiendo en activos españoles: básicamente, porque esos activos no pueden convertirse ipso facto en bienes de consumo. Pagar a un tercero con un activo es, en realidad, diferir el pago: diferirlo hasta que ese activo le proporcione a su propietario los bienes de consumo que necesita. Veámoslo de otro modo: si España le paga a China con un time depósitos a 10 años, ¿diríamos que China no está ahorrando? Claro que lo estaría haciendo.
4.3.    Distinto es el caso, en efecto, de que España le pague a China a partir de sus reservas en dólares: en tal caso, España tiene un derecho a reclamarle bienes de consumo a EEUU; derecho que le cede a su contraparte china. Evidentemente, si EEUU no posee capacidad para proporcionar ipso facto esos bienes de consumo, China se hallará en la misma posición que en el punto 4.2: tendrá que contentarse con activos estadounidenses. Pero, de nuevo, comprar activos estadounidenses es una forma de ahorro chino y de provisión de financiación china a EEUU (creía que nadie iba a disputar este punto tan evidente).
4.4.    Por último, mi mención a la necesidad de que los países en desarrollo proporcionen financiación a los países desarrollados era una mera simplificación: si las malas inversiones se concentran generalizadamente en Occidente,  sólo los países en desarrollo tendrían cierto margen para financiar su reconversión. Pero es obvio que ni todos los países occidentales están en crisis ni todos los países en desarrollo están exentos de ella.
Addenda
Lord Keynes ha vuelto a replicar a este post. No lo escribo en una anotación aparte porque apenas hay contenido nuevo. Básicamente mantiene que a) en la II Guerra Mundial hubo ahorro monetario, no ahorro real, b) que es verdad que la economía estadounidense se hundió tras la II Guerra Mundial, pero que fue como consecuencia del fin de la demanda militar y que ello no fue obstáculo para convivir con un boom de la inversión. Todo lo cual, señala Lord Keynes, contradice la teoría austriaca del capital.
De nuevo, creo que gran parte de la historia Lord Keynes nos relata sólo viene a reforzar la teoría austriaca del capital. Primero, cuando hablo de un enorme volumen de ahorro me refiero al período posterior a la II Guerra Mundial, no durante la II Guerra Mundial: durante la guerra hubo mucho ahorro privado (no consumo privado) que en gran parte consumido por el sector público. Pero tras la guerra, el sector público redujo espectacularmente su déficit (desde representar el 105% de los ingresos federal hasta equivaler a un superávit del 28% de los ingresos en 1948), de modo que el ahorro privado quedó «liberado». ¿Para qué? Pues Lord Keynes nos lo cuenta: para financiar un boom de inversión privada (entre 1945 y 1950, el volumen anual de inversión privada real se multiplicó por 4,2). Y, como ya he dicho, un boom de inversión privada es totalmente compatible con una economía que está reconvirtiendo y revalorizando su equipo de capital: es más, el boom de inversión privada resulta indispensable para reconvertir ese equipo de capital. Curiosamente, si entre 1945 y 1950, el aumento medio de la inversión anual fue del 35%, entre 1950 y 1960 fue de sólo el 2,8%: quizá, porque la reconversión ya había terminado.
La teoría austriaca del capital quedaría tocada si, tras la guerra, no hubiese habido ningún boom inversor, sino sólo una sustitución completa de gasto público por consumo privado… y la economía del país hubiese seguido creciendo a las tasas medias de la guerra (entre 1939 y 1945, un 13% de crecimiento medio del PIB anual). Pero eso no sucedió: entre 1945 y 1949, el PIB del país decreció de media un 2%. El propio Lord Keynes nos explica que el PIB cayó como consecuencia del fin de la demanda militar: es decir, está admitiendo que no fue sencillo ni inmediato adaptar el equipo de capital militar a la nueva demanda no militar. De hecho, no fue hasta 1950 (cuando terminó el boom inversor, qué casualidad) cuando el PIB ya volvió a crecer a tasas del 8% durante algunos años. Sembrar y cosechar: pura teoría austriaca del capital.

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