¿A qué se refiere la Escuela Austriaca cuando dice que las crisis son fruto de las malas inversiones del auge previo? Pues a que la estructura productiva es insostenible en el sentido de que no puede producir a tiempo los bienes de consumo que demandan los ahorradores.
¿Tiene esto algo que ver con el boom de precios de las materias primas? Pues si no somos muy cerriles, alguna relación deberíamos encontrarle. La escasez no es algo que súbitamente nos haya caído del cielo, sino consecuencia del hiperdesarrollo de unos sectores económicos.
Para que no quede duda. Vayamos a Huerta de Soto y su libro Dinero, Crédito Bancario y Ciclos Económicos. ¿Cuál es, según el profesor, la primera reacción espontánea del mercado ante la expansión crediticia previa? Pues «el crecimiento del precio relativo de los factores originarios de producción (trabajo y recursos de la naturaleza)». Que se haya dado escasez de trabajo es más discutible viendo las cifras deparo, aunque tengamos en cuenta que si el precio mínimo del petróleo estuviera fijado por ley a 500 dólares el barril, probablemente también habría excedentes invendidos de petróleo.
En todo caso, lo que sí es evidente es que se ha producido una escasez estructural de materias primas. ¿Por qué motivo? Por dos, seguimos con Huerta de Soto: «Por un lado, la mayor demanda monetaria de recursos originarios que efectúan los capitalistas de las diferentes etapas del proceso productivo, y que se hace posible racias a los nuevos créditos que les concede el sistema bancario. Por el lado de la oferta, hay que tener en cuenta que, al haberse producido la expansión crediticia sin el respaldo de un aumento del ahorro, no se liberan factores originarios de producción de las etapas más próximas al consumo».
Si no les convece Huerta de Soto, podemos recurrir a Robert Murphy:
it’s more accurate to say that during the boom period, entrepreneurs (led by false signals) invest in projects that are individually rational and «efficient,» [vivienda] but that don’t mesh with each other [materias primas]. In other words, it’s not so much that a farmer forgets to plant some of the seed corn in order to have a future crop. Rather, it’s that a farmer plans on expanding his output [viviendas], and so he plants much more than he did in the past, but unbeknownst to him, the owners of the silos and railroads (needed to bring the harvest to market) [materias primas] aren’t expanding their own operations at the same pace.
¿Suficientemente claro? Pues si tampoco les convence Robert Murphy, podemos ir a las conclusiones de mi tesis doctoral, escrita, claro está, bastante antes del reciente recalentón (y pánico) de las commodities:
105. El auge artificial gestado entre 2002 y 2006 tenía necesariamente que revertirse por las malas inversiones acumuladas, especialmente en las industrias más capital intensivas como la vivienda. Al mismo tiempo, asistimos a una infraprovisión de otros bienes presentes, sobre todo en lo referido a las materias primas.
106. La actuación concertada de los bancos centrales en 2007 para tratar de frenar la entrada en la fase de liquidación sólo provocó que el precio de las materias primas continuara aumentando y que la pérdida de disponibilidad de bienes presentes se redistribuyera desde los deudores a corto plazo menos solventes a todos los agentes que hicieran un uso más intensivo de las materias primas y que, ante la elasticidad de su demanda, no pudieran trasladar el sobrecoste a los precios finales.
O también podemos ir a alguno de los párrafos donde analizaba el encarecimiento de las materias primas vivido desde 2009:
Tan pronto como los precios de la vivienda volvieron a aumentar, los de las materias primas lo hicieron con mayor intensidad, mostrando de nuevo que la reconversión no había concluido y que, por consiguiente, reanimar una parte de la demanda de las estructuras más capital intensivas terminaba generando las rentas que aumentaban la demanda de los bienes presentes relativamente más escasos (bienes de consumo no duraderos y materias primas), elevando su rentabilidad por encima de la de los bienes de consumo duradero.
Vamos, parece que algo sí tiene que ver. Y, si no, respondan a estas tres simples preguntas.